La primera invernal del Broad Peak y la nueva ruta en solitario de Ueli Steck en la cara sur del Annapurna rivalizan como actividades de expediciones de un año marcado también por el atentado terrorista en el Nanga Parbat o la trifulca del Everest.
No siempre resulta sencillo señalar una única actividad como la mejor de todo un año de expediciones. 2013 se ha vivido intensamente en las grandes montañas del Himalaya y el Karakórum, donde la épica ha estado a la orden del día, para lo bueno y para lo malo. En el escalón más alto en cuanto a notoriedad, figuran la histórica primera invernal al Broad Peak y la ya legendaria apertura en solitario de Ueli Steck en la cara sur del Annapurna. En el otro extremo, la tragedia se ha ensañado con el mundo del alpinismo, no sólo con un número inusualmente abundante de fallecidos en montaña sino también por situaciones ajenas a ella como el atentado terrorista del Nanga Parbat.
Ochomilismo invernal, un paso adelante y tres muertos
El año se inauguró con la temporada invernal, en la que varias expediciones trataban de realizar las primeras al Nanga Parbat y al Broad Peak. Una vez más, los polacos se llevaron el gato al agua, con la histórica primera invernal del Broad Peak, firmada por el cuarteto formado por Adam Bielecki, Artur Malek, Maciej Berbeka y Tomasz Kowalski. Una gesta que quedó ensombrecida por la muerte de los dos últimos alpinistas al quedarse atrás durante el descenso.
La temporada invernal en los ochomiles dejó otro fallecido en el Nanga Parbat, el francés Joel Wischnewski, cuyo
cuerpo recuperado a finales de verano reveló que había sido arrastrado por una avalancha. Eso sí, en el lado positivo, cuenta también la primera invernal al Laila Peak, realizada por Álex Txikon y José Manuel Fernández.
Annapurna cara sur, la ruta del año
La otra expedición cuyo resultado suscitó una mayor expectación fue la ascensión en solitario de Ueli Steck en la cara sur del Annapurna en octubre, completando en tiempo récord la ruta inacabada de 1992 de Jean-Christophe Lafaille y Pierre Béghin. Una línea que recibía unos días después una épica repetición en estilo alpino a cargo de los franceses Yannick Graziani y Stéphane Benoist.
Las montañas de más de 8.000 metros recibieron otra remarcable apertura, concretamente en el Broad Peak en verano. En aquella ocasión, los protagonistas fueron los iraníes Aidin Boz
orgi, Pouya Keivan y Mojtaba Jarahi, quienes alcanzaron la cumbre después de completar un nuevo itinerario por la cara suroeste de la montaña. Sin embargo, su aventura no acabó bien, puesto que probablemente desorientados debido a la extenuación, desaparecieron durante el descenso.
La crónica negra
Y es que 2013 ha destacado de forma negativa por la abundancia de tragedias que ha traído para el alpinismo mundial en general y español en particular. La más sobrecogedora, el atentado terrorista llevado a cabo por un grupo de talibanes en el campo base de la vertiente Diamir del Nanga Parbat, donde un total de once personas de varias nacionalidades fueron asesinadas a balazos. La consecuencia inmediata fue el retorno de numerosas expediciones de todo Pakistán así como la cancelación de otras que todavía no habían partido.
Además, el destino se ha llevado a algunos grandes nombres del himalayismo a nivel mundial, como el de Artur Hajzer, líder del exitoso programa polaco de ochomilismo invernal, al sufrir una caída en el G1. O el del ruso Alexey Bolotov, compañero de expedición de Denis Urubko en el Everest y reconocido en España por su participación en el intento de rescate de Iñaki Ochoa de Olza en 2008.
Para nuestro país, fue especialmente dura la muerte de Juanjo Garra en el Dhaulagiri en mayo, después de sufrir un accidente que lo inmovilizó a casi 8.000 metros y de organizarse un operativo de rescate con la participación de los recién descendidos de la cumbre del Lhotse Jorge Egocheaga, Ferran 
Latorre y Álex Txikon que no consiguieron salvarlo por poco. La tragedia volvió a golpear a los nuestros en julio, con la desaparición de Xevi Gómez, Álvaro Paredes y Abel Alonso tras haber hecho cumbre en el Gasherbrum 1.
Quizás no terminó con muertes, pero sí motivó ríos de tinta y publicaciones por internet la ya famosa trifulca del Everest en la que un nutrido grupo de sherpas atacó a Simone Moro, Ueli Steck y Jonathan Siegrist en el campo 2. Los análisis más profundos de la situación ponen de manifiesto una situación anómala de resentimiento del pueblo sherpa hacia los alpinistas occidentales, con el negocio del Everest en juego, de consecuencias impresivibles para el futuro.
Aventuras de exploración en seismiles y sietemiles
Mientras todo eso sucedía en las montañas de más de 8.000 metros, el repertorio de actividades de altísimo nivel llevadas a cabo en un terreno de algo menor altitud ha sido de lo más variado. Compromiso, exploración y estilo alpino son el denominador común de un alpinismo cada día más valorado.
Probablemente, la ascensión más celebrada ha sido la primera del K6 Oeste (7.100 m), por parte de los canadienses Raphael Slawinski e Ian Welsted en el Karakorum pakistaní. También vale la pena remarcar otras realizaciones, como la primera del Kunyang Chhish Este (7.400 m) también en el Karakorum de los hermanos Hansjörg y Matthias Auer y Simon Anthamatten; la primera de la cara sur del Gaurishankar (7.134 m) en la frontera entre Nepal y Tibet para Mathieu Sétrie, Mathieu Maynadier, Pierre Labbré y Jérôme Para; la primera ascensión del Likhu Chuli I (6.719 m) en Nepal que completó Ines Papert en solitario; o la primera del Kishtwar Kailash (6.451 m) en el Himalaya indio de los británicos Mick Fowler y Paul Ramsden.
Por último, consignar una actividad bastante diferente, pero meritoria y que respira sentido explarotorio. Se trata de la culminación de las Terceras Siete Cimas por parte de Christian Stangl, tras haber ascendido las tres cumbres más altas de cada continente.
Fuente: Desnivel.com
Te gustan los Brazaletes de Paracord? (pulseras de supervivencia), no dejes de visitar nuestra página: https://carbono-14.webnode.mx/paracord-brazaletes-gdl/
